El martes 1 de junio el río Cauca amaneció impetuoso. Las lluvias de la noche anterior hicieron que subiera su nivel y sus aguas besaran las partes bajas de las casas y los negocios cercanos al puerto de Las Bahamas. Las calles del pueblo dejaban ver aquí y allá unos inmensos charcos en los que se alojaba el agua, simulando las ciénagas del Sapo o Corrales que rodean este municipio del Bajo Cauca antioqueño.
En esta subregión de Antioquia, lo mismo que en el Norte del departamento, abunda el líquido vital. Quebradas, riachuelos y ciénagas surten de agua a esa arteria viva que es el río Cauca, el segundo más importante de Colombia, y en el que en su lecho e inmediaciones se construye el Proyecto Hidroeléctrico Ituango que generará el 17% de la energía del país. Paradójicamente, mucha del agua del Bajo Cauca y el Norte de Antioquia no es apta para el consumo humano, y por eso el proyecto Ambiente para la Vida de EPM se planteó construir plantas potabilizadoras del líquido para beneficiar a 1.879 personas, en nueve instituciones educativas rurales de los municipios de Valdivia, Tarazá, Cáceres y Nechí.
En Johnson Nechí arriba
En los municipios ribereños del río Cauca no existen las lanchas, sino los Johnson. Nadie sabe a ciencia cierta en qué momento a las embarcaciones que navegan por el segundo río más importante de Colombia se les empezó a denominar con el nombre de la marca del motor que los impulsa. Por eso en el puerto de Los Plátanos en Caucasia, o en el de Las Bahamas en Nechí, no se encuentran lancheros, sino johnseros, esos hombres avezados en materia de navegación que se saben de memoria los meandros de los ríos para llevar pasajeros y mercancías a las diferentes veredas a orillas de los ríos Cauca o Nechí. Esa mañana de junio varios miembros del proyecto Ambiente para la Vida, la Unidad de Educación a Clientes y Comunidad, y la Dirección Gestión del Territorio Proyecto Ituango se embarcaron en un Johnson en el puerto de Las Bahamas para dirigirse a la vereda Taboga para participar de un evento muy especial: la entrega de la planta potabilizadora de agua en la Institución Educativa Trinidad Arriba.
A Taboga se llega luego de 45 minutos de navegación, primero en el río Cauca, y luego tomando el Nechí. En el trayecto se pasa por el Corregimiento Las Flores, ubicado en el alto de una montaña, y se van dejando en las orillas hatos de ganado, árboles a los que en temporadas de lluvias como la actual, el río se trepa por sus troncos para conquistar las ramas más altas, vaqueros con sombreros vueltiaos que mientras arrean un hato de búfalos, van pelando un mango con un cuchillo y además tienen tiempo de silbarle a modo de saludo a los navegantes que van subiendo por el río. Bandadas de loros surcan el cielo, y un sol que fulgura con los primeros rayos de la mañana insiste en demostrarle a los extraños de la zona su poderío a través de las ropas y la piel. Más allá del río, los sembrados de pancoger dan plátanos, yucas, mangos, ñame, maíz, guayaba, zapotes, guanábanas y bananos. En resumen, la manifestación de la más exuberante fertilidad, sin contar con la variedad de peces que se encuentran en los cuerpos de agua: bagres, bocachicos, mojarras, tilapias, moncholos, coron coros y barbudos.