En nuestro ir y venir nos hemos preguntado ¿en dónde se encuentra el agua dulce que utilizamos a diario? ¿será que sólo está en los ríos y pequeñas fuentes de agua? Para responder la pregunta, podemos representar todo el volumen de agua que hay en la Tierra en el volumen de un balde y de este tomar una cucharadita para representar el agua dulce que podemos utilizar para el consumo humano, la cual se encuentra en páramos, ríos, quebradas, en los polos y, la que más utilizamos, el agua subterránea. Al analizar y visualizar la proporción de agua dulce en comparación con el agua salada nos percatamos que esta es insignificante; sin embargo, se podría pensar que el agua no se escapa de la tierra si no que a diario realiza un ciclo, por lo que quedarse sin agua dulce no sería posible, aunque el agua para consumo humano es cada vez más escaza pues las fuentes hídricas están más y más contaminadas.
“Más del 97% del agua en la Tierra es salada.
Dos tercios del agua dulce está retenida en glaciares y capas de hielo polar.
De lo que queda, la mayor parte está atrapada en el suelo o en acuíferos subterráneos”
El agua subterránea es muy sensible a la contaminación ya que se encuentra en el subsuelo, siendo el resultado de la infiltración profunda a través de las grietas de las formaciones rocosas, procedente de las precipitaciones a lo largo del tiempo para luego almacenarse en acuíferos que se constituyen en embalses naturales que pueden ser aprovechados por el hombre. Sin embargo, la contaminación llega a estos principalmente por la mala disposición de los residuos líquidos que pueden tener diversos orígenes, desde materiales suspendidos en la atmosfera hasta lixiviados de sólidos en la corteza terrestre, los cuales pasan por los poros del suelo llegando al preciado líquido.
Las aguas subterráneas en Colombia se consolidan como un recurso que día a día adquiere mayor demanda ya que se ha convertido en la fuente principal, complementaria o alterna de aprovechamiento de poblaciones localizadas en regiones con acceso limitado de aguas superficiales.
El cuidado del agua subterránea se constituye en una tarea de amplias dimensiones ya que los orígenes de su contaminación son diversos: pesticidas utilizados en agricultura, ganadería intensiva donde se presenta el confinamiento de animales, las actividades de minería también representan un gran inconveniente ya que normalmente las aguas superficiales se encuentran conectadas a las aguas subterráneas, entre muchas otras fuentes que estén relacionadas a vertimientos. La recuperación de este recurso, para ser utilizado en actividades humanas, puede ser objeto de grandes costos y sofisticados procedimientos como la ósmosis inversa, ozonificación, implementación de geo mantos captadores de contaminantes o la biorremediación. Estas estrategias pueden ser evitables, considerando una mejor administración del recurso hídrico y aplicando tecnologías mas amigables con el medio ambiente.