El cambio climático es el precio de un cómodo presente

Las actividades humanas como la quema de combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) y la tala de bosques, aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que provoca un aumento de manera acelerada en la temperatura del Planeta.

Las investigaciones muestran que el calentamiento de la Tierra guarda relación, desde el principio, con el aumento de la concentración de gases de efecto invernadero, consecuencia de la revolución industrial, que surgió a partir de 1760 y se caracterizó por la optimización en el uso de los recursos energéticos y el comienzo de la producción mecánica a gran escala. A través de la invención y empleo masivo de motores a vapor, se logró un rápido crecimiento y desarrollo económico, pero a su vez se inició un desajuste climático, producto del incremento en las emisiones de gases de efecto invernadero derivados de la combustión, principalmente del carbón, además de la contaminación de fuentes de agua, la deforestación y aumento de los depósitos de residuos humanos.

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En la actualidad, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, generamos gases de efecto invernadero. Las concentraciones de estos gases han alcanzado sus niveles más altos en dos millones de años y siguen aumentando. Como resultado, la Tierra está, aproximadamente, 1.1 °C más caliente que en el siglo XIX, siendo la última década la más cálida de la que se tiene constancia.

Muchas personas piensan que el cambio climático se resume en alcanzar temperaturas más cálidas. Sin embargo, el aumento de la temperatura es tan solo el comienzo, pues debemos recordar que la Tierra es un sistema en el que todo está conectado y, por lo tanto, las consecuencias de este fenómeno son, entre otras, las sequías intensas, la escasez de agua, los incendios graves, el aumento del nivel del mar, las inundaciones, el deshielo de los polos, las tormentas catastróficas y la disminución de la biodiversidad.

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Aunque el cambio climático es, sin duda, un desafío enorme, ya conocemos muchas soluciones, entre las cuales hay tres grandes categorías de acción: reducir las emisiones, adaptarse a los efectos y financiar los ajustes necesarios. Al intercambiar los sistemas energéticos de los combustibles fósiles a las energías renovables, como la solar, se reducirán muchas de las emisiones que provocan el cambio climático.

Todo emite CO2, la cuestión está en emitir menos y ser más responsables con el Planeta. Por ello, es necesario reducir nuestra huella de carbono, lo que se logra con acciones tan cotidianas como desconectar el celular cuando tiene la batería cargada, cuidar el agua y evitar su desperdicio, alimentarnos de forma sostenible comprando productos locales y aumentando el consumo de aquellos que tienen una menor huella hídrica como las frutas y las verduras. De igual forma, movernos con menos emisiones, por ejemplo, llegando al trabajo en bicicleta o caminando lo más que podamos, lograremos un menor impacto a nuestra Madre Tierra durante nuestra estadía en su inmenso y a la vez frágil regazo.

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Escrito por: Alejandra Restrepo
Mediadora
Museo del Agua EPM

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