Agua y cambio climático: un llamado a la acción

Cuando se habla de cambio climático, generalmente las personas piensan en aumentos drásticos de temperatura, incendios forestales, sequías extremas, entre otros eventos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el cambio climático no solo hace referencia a estos eventos, sino que también se puede dar de forma “contraria”, con lluvias extremas, descensos en la temperatura e incluso glaciaciones.

¿Qué es, entonces, el cambio climático? Es una variación global del clima que mediante pruebas estadísticas es verificable y demostrable y que persiste durante periodos de tiempo muy largos (más de 10 años). Estos cambios se dan de manera cíclica en nuestro planeta debido a procesos internos naturales como la variación de la radiación solar, la actividad volcánica, los movimientos de la corteza terrestre y, aunque parezca increíble, por variaciones en las condiciones de la órbita terrestre, tales como la inclinación del eje de la Tierra, los cambios en la rotación de nuestro planeta y la excentricidad de la órbita, un parámetro que cuantifica cómo la órbita de un objeto astronómico -como el planeta Tierra- se desvía de una circunferencia perfecta.

En los últimos años la comunidad científica se ha visto enfrentada en debates que giran en torno a la influencia de la actividad humana en la aceleración de estos cambios que se consideraban normales y naturales en el planeta. De hecho, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), en su artículo 1, define el cambio climático como “cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera global y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables”.

El panorama frente al cambio climático no es alentador para la humanidad. Estudios recientes de las universidades de Oxford, Helsinki y Bath, realizados en 10 países, con 10.000 jóvenes entre los 16 y los 25 años, ponen en evidencia el aumento de la preocupación en la población juvenil, que manifiesta sentirse defraudada por las políticas gubernamentales frente a esta problemática y siente en su vida cotidiana el impacto negativo del cambio climático.

Cambio climático

Pero… ¿Qué tiene que ver el agua con el cambio climático y qué podemos hacer para mitigarlo? El agua puede ser interpretada como el indicador casi que universal del cambio climático, pues es en la alteración de su ciclo en donde la humanidad se ve más afectada: sequías inclementes, inundaciones y tormentas ponen en jaque a diferentes comunidades alrededor del mundo. En Colombia, por ejemplo, lugares como la Alta Guajira ven, debido al cambio climático, un ensombrecido futuro, pues históricamente se han visto afectados por el poco acceso a agua potable que amenaza con volverse nulo.

Las inundaciones y tormentas, además de poner en peligro el hogar de muchas personas, también pueden afectar los suministros de agua potable, favoreciendo la aparición de enfermedades asociadas a la mala calidad del agua.

La lucha por la mitigación del cambio climático no solo apunta al equilibrio biológico del planeta, también es la manera de buscar el cumplimento del ODS N°6 de la Agenda 2030 y así garantizar el acceso al agua potable y al saneamiento como derecho para toda la humanidad. El compromiso es de todos y en la actualidad son muchas las entidades, de toda índole, que se han sumado para prevenir la llegada a un punto de no retorno.

El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), en su último informe, ha lanzado un llamado alarmante:

La actividad humana ha estado sometiendo al planeta a una elevada emisión de gases de efecto invernadero, lo cual conlleva al calentamiento no solo de la Tierra, sino también de la atmósfera y el océano, derivando así un retroceso global de los glaciares, la disminución del hielo marino del Ártico, la aparición de temperaturas extremas, etc.

La invitación es, entonces, a seguirle apostando a la sumatoria de pequeñas acciones en pro de la mitigación del cambio climático y a no desfallecer en la lucha por la disminución del uso de combustibles fósiles y de la deforestación. Pero, principalmente, a tomar decisiones conscientes en el uso que les damos a los recursos que nos ofrece el planeta y que NO son ilimitados.


Escrito por: Isabel Hurtado Lopera
Tecnóloga de Educación
Museo del Agua EPM

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